jueves, 27 de mayo de 2010

Códigos y espías, de Pilar Sanabria Cañete

La poeta Pilar Sanabria Cañete nos entrega en estos días el poemario Códigos y espías publicado por la Fundación Fepamic. Ella misma dice: "Estos códigos han servido para llegar a algún camino por atajos que hasta yo ignoraba. Me han hecho intuir que, tras ellos, ocultaba mi ropa cerca de algún río. Eran la avanzadilla de día y los centinelas de noche.
En todo caso contribuyeron a ganar alguna batalla. Seguirán siendo espías para mi causa que no es otra que una poesía en pie de guerra derribando campos de concentración”.
Además de esa propia definición de la autora, el libro en mi opinión es un poemario cargado de una gran fuerza creadora en donde la palabra abandera un juego poético, no sólo conceptual sino inventivo en la asunción de un estilo y de un lenguaje que busca reafirmación y que define e identifica a una poeta que ya tiene una larga trayectoria poética en el panorama actual de la poesía. Pilar Sanabria es una poeta con una escritura intensiva y extensiva, sensual, profusa, una poeta que araña con las garras el léxico para darle al poema un sentido vitalista y pasional. Se hunde en el surrealismo con ese ingente uso de metáforas originalísimas que hacen de su poesía una voz única en la literatura de nuestro tiempo. El poemario no se acoge a una temática sino que es una colección de poemas escogidos o hechos para ocasiones especiales y únicas. Pero sin embargo encaja perfectamente como un cuerpo único por la tesitura del tono y el destilado final que producen los poemas en general.
He aquí uno de esos poemas.

DIRÁS

Dirás que muero
en el holocausto de sangre de tu olvido,
que a mi ceniza la cubrió la escarcha
apurando precipicios de locura.
Dirás que el fruto de tu idioma selvático
se me consume en el alba
que arrebató los himnos de tu cuerpo.
Que habito unos labios transparentes
que no me hieren como los tuyos.
Que fugitiva con carámbanos en las manos
no cedo a la frontera de tu mordaza.
Que no tengo más que el ultraje de tu soledad
que me ofrendó tu agonía.
Dirás que muero, sí,
en la tumba de tus colores
pero este rumor de luto a ti te alcanza,
como un giro de noria que volteara la vida
por cada barro que me rompes.

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