FSM.- Antonio, eres uno de los pocos poetas de Córdoba que desarrolla una gran actividad cultural de calado en nuestra ciudad. Recuérdanos cómo y cuándo empieza en ti esta vinculación con la vida cultural de nuestra ciudad.
AV.-Mis primeros contactos con eso que se llama vida literaria (según Juan Marsé), es en la Fundación Paco Natera, recién yo llegado a Córdoba allá por los años ochenta. Allí contacté con la gente del grupo Zubia, también con los que después formarían el grupo Astro y otros poetas. También conocí el proyecto del Ateneo de Córdoba al que acabé sumándome. En realidad era la presencia en todos los actos que podía, para conocer -más que la vida literaria-, qué se estaba haciendo en Córdoba poéticamente. De aquellos contactos surgió mi primer libro Poemas para Andrómina que se publicó en la colección Polifemo de la Diputación y me lo presentó Manuel de César. Y desde entonces no he parado.
FSM.- Has sido elegido recientemente presidente del Ateneo de Córdoba. ¿Qué se siente ante tan importante cargo?
AV.- Responsabilidad ante los socios, como no podría ser de otra manera y un honor. No hay que olvidar que el Ateneo es una entidad que es referencia para la cultura en Córdoba. Sus objetivos son promover la cultura con los valores de tolerancia y pluralidad. Y en eso estamos.
FSM.- Y en la poesía desarrollas también una gran labor no solo como creador sino como organizador y presentador de actos, etc, ¿Qué crees tú que tiene la poesía a diferencia de otras artes de la escritura para que mucha gente se acerque a ella sin tanto temor como por ejemplo se acercan a la narrativa?
AV.- Dice Antonio Gamoneda –y en ello estoy de acuerdo- que la poesía no es literatura. Seguramente lleva razón porque son otras las claves que mueven el hecho poético. Unas claves que no creo que se diferencien mucho de un poeta a otro. Vicente Núñez llamaba a la poesía la Ramera por su capacidad de absorber la vida del poeta, de contrarrestar su vitalidad. En este sentido no tienen nada que ver con la narrativa que es sobre todo trabajo y extensión. La poesía es inspiración, intuición, conocimiento y sobre todo –ya lo he dicho en alguna ocasión-, presentimiento. Presentimiento de la nada, de la muerte, de lo efímero, también de la belleza, cuando se consigue alcanzar, porque se quiera o no la poesía es la quintaesencia del lenguaje.
FSM.- ¿Cómo comienza tu afición a la poesía?
AV.- No es afición, es devoción y sufrimiento. Ya lo decía Rilke –uno de mis poetas de referencia- esto último. Y sin duda hay una enseñanza previa. Recuerdo los comentarios estimulantes, estando yo en cuarto de bachillerato en un colegio de Sevilla, del profesor de literatura, José Luis Moreno Siles, cuando le enseñé mis primeros escarceos poéticos. Por esas fechas también, publiqué mis primeros poemas en las revistas de feria de Montilla y Aguilar. En esta última –quién me lo iba a decir-, cuando yo aún no lo conocía, escribía también Vicente Núñez.
FSM.- Podrías darnos una definición de lo que para ti es poesía.
AV.- Ya he comentado algo en las preguntas anteriores. José Hierro, cuando una vez se lo preguntaron contestó “yo que coño sé lo que es la poesía”; pero al final dio en la tecla: “la prosa dice lo que dice, la poesía dice más de lo que dice”. Es la elipsis, lo que no se expresa con palabras pero está vehiculado por ellas.
FSM.- ¿Cuáles han sido los poetas que más han influido en tu obra poética?
AV.- Yo tengo un itinerario poético cronológico de poetas en español, que hace referencia a las cumbres de la poesía española: Jorge Manrique, Garcilaso, San Juan de la Cruz –la cima poética-, Gustavo Adolfo Bécquer, los Machado -Antonio y sobre todo Manuel-, Rubén Darío, Juan Ramón, Vicente Aleixandre, Claudio Rodríguez y Vicente Núñez. De ellos he bebido y leído y sin duda de ellos todos somos deudores. Pero yo destacaría en la influencia poética de mi poesía a los tres últimos, y a algunos poetas extranjeros como Baudelaire, Shelley, Hölderlin y sobre todo Rilke.
FSM.- ¿Qué te parece la poesía que se hace en Córdoba?
AV.- Una vez un amigo poeta madrileño, cuando le envié un libro, me contestó lo fácil que era hacer poesía en Córdoba; con su entorno, su paisaje, sus calles, sus personas, su ambiente poético y su historia. No sé si es fácil hacer poesía en Córdoba pero sí parece obvio que se da una alta concentración de poetas, y de gran calidad. Y en estos momentos conviven varias generaciones, con estilos contrapuestos. No se puede decir que haya homogeneidad, afortunadamente.
FSM.- Volviendo al Ateneo del que tú eres presidente recién llegado, aunque con una experiencia anterior ocupando otros cargos, dime, ¿qué planes tenéis para el apartado de la poesía dentro de esta institución?
AV.- Sin duda la Sección de Poesía del Ateneo no es sólo una de las más potentes sino también de las más activas. Todos los años se convoca el Premio Juan Bernier de poesía que este año va ya por la XXVIII edición y se publica el libro ganador. Por otro lado todos los años hay ciclos de poetas que este año lo realizaremos en el último trimestre y con el nombre específico de Nuestros Poetas. Por otro lado se ha elaborado un libro, que se publicará próximamente de Homenaje a José de Miguel y en el que participan unos sesenta poetas y dos pintores Antonio Bujalance y Ginés Liébana.
FSM.- Hablemos de tu obra poética. ¿Cuándo publicaste tu primer libro y qué significó esto en tu vida?
AV.- Aunque en Montilla ya había publicado un cuaderno titulado “Sombras” el año 83, es el año 87 cuando se publica mi primer libro Poemas para Andrómina, ya citado en pregunta anterior. Sin duda para todo poeta el publicar su obra es uno de sus objetivos más importantes y en ese sentido se veía cumplido un sueño y un deseo. Y ello hizo que de alguna manera entrara en el ambiente poético de Córdoba.
FSM.- ¿Qué destacarías de tu obra poética publicada?
AV.- Es complicado señalar eso. Pero yo destacaría tres obras, curiosamente con distancias equivalentes de una década de publicación y escritura como son Poemas para Andrómina (1987), Cartas a Enma (1997) y El Origen del Mundo (2009). Son libros diferentes, aunque con el común tema del amor, abordado desde perspectivas antitéticas.
FSM.- Tú cultivas también otros géneros literarios, ¿con cuál te sientes más cómodo? ¿Qué lugar ocupa la poesía en tu vida?
AV.- Yo, sin pretender ser vanidoso, me considero básicamente poeta. Pero la literatura en todos sus géneros la he cultivado siempre y siempre me ha interesado. Quizás tras la poesía es el ensayo donde encuentro una forma de expresión que se adapta mejor a mi concepto literario y a mis lecturas e intereses. Y aparte de una novela publicada, y relatos sueltos, y otra novela esperando, estoy trabajando mucho últimamente en obras teatrales (una estrenada el año pasado en el Gran teatro llamada La Visita). Considero que esos textos se pueden aunar tanto la poesía, como lo narrativo, aunque la dramatización impere. Por otro lado el hecho de poder representarlas y que los actores hagan tu obra es una sensación diferente a cuantas otras había experimentado en la literatura.
Yo realmente no sé qué lugar ocupa la poesía en mi vida, quizás podía haber renunciado a ella desde el primer momento y dedicarme a otras cosas, pero uno no escribe poesía cuando quiere sino cuando puede. En ese sentido era quizás inevitable el que la poesía me acompañara durante toda mi vida.
FSM.- Para acabar no se puede dejar uno de tus poemas aquí abajo y comentarnos por qué lo has elegido.
Muchas gracias por participar en Paraninfo Poético.
AV.- Gracias a ustedes. He elegido este poema porque creo que resume algunos tonos de mi obra.
Cuando el amor llega
no debe andar lejos la muerte.
Me pides un poema
que devore las entrañas,
como el hombre desnudo
para ocultar su impudicia,
como la mujer que implora
el final del dolor del parto.
Ya te dí el sonido apagado
de mis palabras escritas,
el punzón de taladro
de las páginas en hueco.
Te dí todas mis soledades,
mis ideas, mis sentidos.
¿Quieres un poema?
Tómalo aquí me tienes.
(Del libro “Viaje en la noche”, 1999)
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