José Manuel Auñón ha publicado La dualidad del ángel, un poemario reflexivo e intenso en donde encontramos unos poemas que no dejan indiferentes a quien los lee. Él mismo en la nota de autor dice: "Como los ángeles, todo ser bondadoso oculta un lado oscuro que tras su dualidad siempre deja la duda de la sospecha, pues existen los ángeles caídos cómo no, todos caemos en manos del delirio al no actuar como las personas nobles que los demás esperan que seamos, actuamos de forma errónea y aparente como el poeta, que en este libro muestra un lado suave enmascarando su lado más sombrío. En la sutileza de "la dualidad del ángel" encontrarás aspectos cotidianos del ser, atrévete a descubrir las inquietudes y delirios sintiéndote identificado con las vivencias y pensamientos del poeta en este peregrinaje de la vida hacia la honestidad."
En este poemario José Manuel trata una ingente variedad de temáticas en sus poemas: el amor, la tristeza, la desesperanza, el desamor, la muerte, la vida, el más allá, el misterio, la política, la clandestinidad, el sexo, los pecados capitales, etc Esto nos demuestra que estamos ante un poeta muy sensible con todo lo que rodea e impregna nuestra existencia. Estamos ante un poeta dual y polifacético que busca explicación a todo cuanto le rodea con el fin de poner ese orden necesario en su existencia. Se diría en muchos casos que sus poemas son la única salvación necesaria que él necesita para seguir vivo en el mundo.
José Manuel Auñón es un poeta con un mundo interior lleno de cosas por decir, lleno de ideas, sentimientos que expresar y emociones nuevas con las que contagiarnos. Tenemos a un gran poeta
He aquí uno de sus poemas
Le he arrancado de la memoria
la virginidad a la vida,
en un delirio de manos que mi chistera,
imposibilitó alzar al vuelo con sus sisellas.
En la seca rama de la vida,
brota y florece el muérdago,
pero nunca es la humedad de su saliva,
las que pernocta en mis labios.
Uno y tú, son diez veces diez
lo que por ti siento;
cientos sin ti son nada
y nada es lo que sin ti siento.
Regocijo o lamento
es vivir, o no, el momento.
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