martes, 16 de octubre de 2012

Poemas para un escenario, de Fernando Sánchez Mayo

Ayer se presentó en la Delegación Provincial de Cultura el libro Poemas para un escenario, de Fernando Sánchez Mayo, dentro del ciclo Letras Capitales que organiza el Centro Andaluz de las Letras. El poemario fue presentado por el crítico y también poeta Roberto Loya. Intervinieron también en la mesa el editor de la editorial depapel Manuel Patiño y el ilustrador José Luque Reyes.
Reproducimos a continuación lo que Roberto Loya dijo del libro de Sánchez Mayo:
"Allá, allá lejos; / Donde habite el olvido.  En este final del mítico poema de Cernuda comienza la poesía de Fernando Sánchez Mayo. El poeta ya nos avisa en el comienzo con una cita del maestro del 27 ( soy eco de algo ). Y ese algo es el YO. Lo único real tras los obstáculos superados. POEMAS PARA UN ESCENARIO fue escrito entre 2007 y 2008 y es un nuevo tiempo, una vita nuova para el poeta, un renacimiento, pero de un YO conectado a un mundo en el que se ve ajeno pero al mismo tiempo atraído fatalmente: "Anhelo ser el fervor que se entrega al destino" dice Sánchez Mayo. Porque, como dice versos atrás, "estoy aquí porque busco lo que no encuentro"... Y como si estuviese en mitad de un proceso meditativo profundo: "No sé quién soy si miro al viento que me arrastra". Todo ello nos muestra al poeta frente al yo que al buscarlo dentro se disuelve en todo lo exterior que exacerba al poeta en un cauce que le lleva a la pasión, o mejor dicho al deseo de la pasión.
Leyendo a Cernuda, Sánchez Mayo trata de ser digno: cree seguir un camino, un camino bajo las estrellas, siempre bajo el manto de la madre noche. El poeta pide que miremos su desnudez que tiene algo de santidad y de concupiscencia al mismo tiempo.
ESE ES EL ESCENARIO que va construyendo este poemario que parece brotar de un éxodo interior, una odisea o viaje al manantial secreto de la vida, que está siempre en el yo. Es el YO-SOY de Ramana Maharshi proclamado como el SÍ-Mismo. Una experiencia que el poeta asemeja al poeta védico de hace 3.500 años ante un altar de piedra, orando a su madre la tierra y su padre el cielo. Sánchez Mayo ha alcanzado esa relación, que es más que un conocimiento, de que todo es uno, por eso besa el sol con dulce inocencia o el juramento bajo las estrellas, vacuidad, pero todavía sintiente como para ver en el viento la bondad misma, no de ninguna enseñanza o maestro leído: "siento que soy -dice- arama letal de mí mismo cuando me odio, / suave ungüento que calma mi llanto cuando me perdono" De nuevo la beatitud del Sí-Mismo tan advaita, tan hindú. El buscador era lo buscado. La vida dentro de la vida. Y la poesía como diosa. Como fe secreta para la armonía a la que se entregan las fértiles palabras, y que crean el orden de las cosas. La claridad necesaria para seguir creyendo.
POEMAS PARA UN ESCENARIO es un libro del que los críticos no dirán que es esencial, porque en su inocencia extrema no necesita de raíces en la tierra, puede echarlas en el agua o en el cielo. Así confiesa: "aspiro a ser flora sostenida en la ribera de tus aguas" dice dirigiéndose a la Poesía, a quien ve como diosa, como los antiguos poetas griegos. El poeta es el canal de esa Fuente primordial de la que todo fluye. Y es el escenario de la reflexión el poema mismo.
Sánchez Mayo usa el paralelismo de la oración subordinada adeverbial y la anáfora para subrayar el lugar donde se hace posible la evasión del yo poético. Fusión entre la forma y el contenido del poema. Siempre desde el pronombre personal YO  a lo largo del libro, abriendo o cerrando, opresivo e infinito como es el olvido al igual que en Cernuda. Y como en el Cernuda de LOS PLACERES PROHIBIDOS leyendo a Fernando vemos el olvido como último recurso cuando ya nada nos sirve, pero un olvido de vacío absoluto en que el dolor ya no existe. En Bécquer olvido es muerte, pero en Sánchez Mayo es el alma del poeta, quizá causado dolor de desamor. Olvido donde la obsesión no pueda alcanzarle. Un libro en definitiva de sentimientos sumamente intensos. Un libro necesario.
Fernando cree que la poesía ha sido, es y será siempre necesaria, porque está conectada a la vida misma y al conocimiento de la vida. A propósito dice Fernando Sánchez Mayo que "el hecho creativo poético tiene mucho que ver con la búsqueda del conocimiento, que es al fin y al cabo la aspiración de todo poeta. Se va a la creación poética para explicarse el mundo, nuestro mundo interior que nos convulsiona. Por eso, la escritura poética es el recurso que todo poeta emplea para materializar la nada que nos abruma y nos sobrecoge. La poesía en general o el poema en particular es el resultado de un acto mágico que se ha llevado a cabo a solas en un sortiliegio de excitación divina con el único afán de inventar y dar forma a lo que no somos capaces de explicarnos desde el vivo y apasionado mutismo interior.
En lo que no estoy del todo de acuerdo con Fernando es en la creencia de que la poesía nos salva. No, la poesía no salva, lo sabemos si leemos las vidas de muchos de los más grandes poetas. Vicente Núñez la llama, ya sabéis, ramera. Pues como la memoria, mnemosine, es adúltera y furcia de los dioses. Ya nos lo advirtió Jenófanes en el andén de los siglos. Pero la bondad de Fernando le hace creer que salva, que nos salva. No. Porque no hay nada de lo que salvarnos. Todos estamos ya salvados o todos estamos ya condenados. Y porque de la poesía solo se saca poesía. No pensemos en sacar de ese pozo metafísica o física cuántica.
Por lo demás, es un placer y un honor, poder compartir estas palabras en la presentación de un poemario necesario, más que nunca, entre tanto ruido. Un libro que nos dibuja la premonición de que lo que vendrá será siempre benéfico. Fernando Sánchez Mayo, buenas noches...Tuyo es ahora el Escenario."
Con estas palabras acababa Roberto Loya su discurso que, con una gran generosidad y con su explédida capacidad crítica, nos deleitó a todos con su saber y conocimiento. Desde Paraninfo Poético se le agradece y se le da las gracias de todo corazón.
 
A continuación les dejamos con un poema del libro.
 
 
COMPLETAMENTE DESNUDO
 
Mirad qué pasión me embarga en esta noche de luna.
Soy igual que un gitano lorquiano lleno de tragedias
y en mí confluye un río de orfandad amatoria.
Estoy aquí porque busco lo que no encuentro
y porque nadie quiere mostrármelo en el paisaje de la quietud.
Y ahora rajo mi camisa con la fuerza de mis manos
y me entrego a la estela de la luz persiguiendo a otros cuerpos.
Mirad me pecho al aire buscando un destino incierto.
Daos cuenta de cómo vivo cuando la sangre me hierve,
cuando la sangre se derrama de mis venas
porque no tiene un cauce hermoso por el que discurrir.
No sé quién soy si miro dentro de mí,
ni sé quién soy si miro al viento que me arrastra,
y no sé quién soy si te miro a ti y veo en tu rostro la tristeza.
Pero puedo ser alguien ajeno a mí, alguien que desconozco
y que adivino en la perdición de los inocentes.
Por eso yo quiero vivir la pasión en esta noche de luna
y quiero ver de frente a la lujuria que anda suelta
en este bosque tan tupido y variado de fantasmas de la city.
Anhelo ser el fervor que se entrega al destino.
Deseo jurar bajo las estrellas el nuevo rapto de la emoción
y gritar al vacío que me devuelva la fuerza que me falta.
Sí, quiero ser el ímpetu para exaltar la tragedia de vivir
y para darle, al mismo tiempo, el matiz eficaz
de la aceptación del porvenir y de la suerte.
Mirad, miradme, soy rojo como el arrebol de los atardeceres
y llevo conmigo la furia de la verdad escrita en las plantas de mis pies.
El camino es mi sino y a él me debo porque me guía.
Pero ahora quiero ser la pasión misma bajo esta sensual luna
y quiero desatarme por completo como una puta enamorada.
Mirad, mirad, ya estoy casi desnudo a merced de la intemperie,
expuesto a las heridas de las lanzas y de los dardos ajenos,
expuesto al amor y a sus secretas concupiscencias.
Sí, estoy desnudo. Completamente desnudo bajo este cielo inmenso.
Mirad mi cuerpo arrogante que no quiere detenerse
cuando flirtea con el deseo de las moscas carroñeras.
Ya podéis acuchillarlo con vuestras voces obscenas
y redimiros con mi santo pecado que proclama la pasión
en esta noche de luna, en esta noche de estrellas fugaces.

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