domingo, 23 de junio de 2013

La hierba entre el cemento, de Fernando Sánchez Mayo

En estos días ha tenido lugar la presentación del libro La hierba entre el cemento, el nuevo poemario de Fernando Sánchez Mayo, publicado por la editorial Vitruvio. Y fue en la biblioteca Central de Córdoba, a cargo de la también poeta Pilar Sanabria, quien dijo que este nuevo libro de poemas es el más narrativo del poeta porque escribe su propia historia vital en esos momentos en los que uno no parece estar entre los demás, porque construye a través de ellos toda una idiosincrasia propia por la alegoría de vivir, más que por la realidad. Y dice más adelante que es este un libro de consolaciones ante tanta perplejidad que provoca el ambiente circundante de inconsistencia, de caducidad, de contradicción. Y se basa en uno de los poemas del propio autor para decir que como dice el poema final del libro, el que precisamente le da título, y en donde se confirma que la esperanza también es posible. Es como si en la mirada llevase un jardín invisible donde todos los desechos cobran nueva vida. Pilar Sanabria apostilla que en este libro de Fernando Sánchez Mayo se observa un ritmo total de sagacidad en donde la poesía es un silencio que se levanta, y una enseñanza de impulsos ancestrales. Y esa sagacidad se intuye por su trato hacia lo mínimo. La diferencia de un poeta con cualquier creador es saber elevar de un suelo un cielo, de la sima a la cima, de la hondura a la nube, de lo cerrado al espacio. Ya lo decía Goethe: El artista que no es también artesano no vale nada. Y Fernando consigue esa artesanía de lo cotidiano en este nueva entrega. Igual que Baudelaire habla del hombre que se sumerge en la multitud como un reservorio de energía eléctrica y lo define luego como un caleidoscopio dotado de conciencia, así en el libro de Sánchez Mayo subyace la sensación del anonimato, de impersonalidad, lacrada hostilidad hacia el hombre diluido en multitud, el hombre inmerso en esa multitud hasta la náusea. El poeta se siente un tanto indefenso, exaltado o anonadado como cualquier otro peatón en medio del tráfico, pero a la vez participa en la existencia común y la supera por medio de la transfiguración imaginativa, de ese sutil paso al costado que permite al poeta ser poeta.
 
A continuación les dejamos con algunos de los poemas del libro

INTUICIONES

Podría atravesar la calle
y hablar con ese ciudadano.
Decirle: hoy el día es gris
pero el sol apunta con fuerza.
Amigo, que le vaya bien,
que tenga usted un buen día.
Y luego irme, girar a otra calle
y perderme otra vez a solas
con mi cosecha de intuiciones.


UNA PALOMA

¿Sabe esa paloma que la miro, que la observo
cómo picotea la nada sobre el asfalto?
¿Sabe que en este breve instante
de íntima fugacidad
le dedico toda mi atención
entre tanata multitud ajena a todo?
¿Sabe quizás, acaso, que me voy,
que la dejo entre las altas farolas
a los pies de transeúntes con prisa,
y que si otra vez vuelvo por aquí
ya nunca más la reconocería
entre otras tantísimas palomas?


UNA SOMBRA

Alguien pasa por mi lado como una sombra
y deja su perceptible clara huella anclada
en el aire irrespirable de ese nuestro espacio.
No sé qué clase de miasma se derrama
sobre el ocre nauseabundo terreno que piso
muy cerca de su orilla.
No sé si es miasma de su propia muerte
o es el miasma de la muerte mía.


DANZAR

Podría danzar en esta recoleta plaza,
girar sobre mí mismo como un bailarín turco,
cerrar los ojos en el activo movimiento
de mi interior,
ser yo con todas las posibles consecuencias
y olvidarme de la gente que me mira.
Quién sabe, pero puede que alguien me imitara
y quisiera bailar su propia danza.
Y entonces ya seríamos dos:
Una multitud frente al mundo.

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