martes, 15 de octubre de 2013

Entrevista a José María Álvarez

 
FSM.- José María, estos días hemos podido verle y oirle sus interesantes versos en Cosmopoética, en esta emblemática ciudad de Córdoba. ¿Qué papel cree que tiene o debe tener la poesía en nuestro tiempo?

JMA.- El poeta no tiene un tiempo determinado. Es todos los tiempos. Sin edad histórica, su mundo es otro. Y lo mismo la poesía.

FSM.- ¿Cuándo y cómo nació en usted esta entrega a la escritura?

JMA.- Desde Niño. Pero ya, digamos, sin otras obsesiones mayores que "escribir", desde los dieciséis o diecisiete años.

FSM.- ¿Nos salva de algo escribir poesía? ¿Para qué sirve escribir poesía?

JMA.- No nos salva de nada,- puede que que del aburrimiento o de la horda- ni sirve para nada en el sentido "social" de esa servidumbre. Es una relación con lo Sagrado. Para cada uno tiene "algo" que es excepcional e intransferible.

FSM.- En esta ciudad de Córdoba y de la poesía se está homenajeando a Kavafis, uno de los poetas que usted magistralmente has traducido y que ha ejercido una influencia indudable en otros poetas. ¿Quién, qué representa, qué es o fue Kavafis en la poesía mundial?

JMA.- Kavafis es un gran poeta. Yo he aprendido, y sigo aprendiendo mucho de su obra; como de la de otros. Pero a Kavafis, como sería el caso de Gil de Biedma, o de Gregory Corso, en fin, hasta de Catulo, lo "siento" particularmente cercano.

FSM.-  También ha traducido con éxito a Hölderlin, Robert Louis Stevenson, T.S. Eliot, Villon y Shakespeare. ¿Por qué? ¿Son quizás estos poetas para usted los más importantes? ¿A qué poetas admira?

JMA.- Están entre los que más amo, sin duda. Pero no menos admiro a Homero, a Virgilio, a Dante... a tantos...

FSM.- De su obra poética destaca Museo de cera, ¿qué ha pretendido hacer o transmitir con esta ingente obra?

JMA.- Nada. Recoger en un libro de poemas que han ido viniendo a mí.

FSM.-  Sé que es arriesgado, pero ¿podría darnos una definición de lo que es poesía para usted?

JMA.- No lo sé. Desde luego una necesidad inconcebible. Y una costumbre.

FSM.- No sólo ha cultivado usted el género de la poesía con reconocimientos como el Loewe. También ha escrito narrativa con importantes reconocimientos como el ser finalista del premio Planeta con El manuscrito de Palermo, o el premio La sonrisa vertical con La esclava instruida. ¿Hay diferencias entre uno y otro género a la hora de crear? ¿Dónde se siente más cómodo?

JMA.- Prosa o Poesía -como dentro de la prosa novela o ensayo- depende de que lo pida la idea, el tema. Casi podría decirle que cada tema viene con su instrumento. Yo me encuentro acaso más "cómodo" en la prosa.

FSM.- Es usted uno de los poetas pertenecientes al grupo de Los Novísimos. Me gustaría saber si la conformación de un grupo poético confiere identidad a una manera de escribir o de expresar a todos los componentes o si en realidad es solo una manera de aglutinar a un grupo destacado de poetas para establecer una etapa en la poesía española?

JMA.- Cada uno era, -éramos de su padre y de su madre. No había una estética común. Quizá lo que más nos unía era una voluntad de contar lo que se estaba escribiendo y poner los ojos en otra parte.

FSM.- Para finalizar y no abusar de su tiempo, me gustaría que nos dejara un poema suyo que a usted le guste especialmente y nos diga por qué lo ha elegido. Muchas gracias por su amabilidad.

 

II
LESBIA LUNA



La sala da ballo era tutta oro.


-Giuseppe Tomasi de Lampedusa-



El cielo es de hierro sobre el Neva amarillo.
Tigres densos lo cruzan,   pantanos solitarios
donde se pudren los ahogados.
Los palacios refulgen
como las luces de los coches en las autopistas
al atardecer.      Y este olor
a cine antiguo
(cruje al pisar la sangre de la acomodadora
que yace bajo un palco con las venas cortadas).
 Ah, qué funeral solemne. Esta
respiración de agonizante.
La noche de plata de la memoria.
Las hebras pálidas de esperma que palpitan
en gargantas iluminadas como la aurora.
Un resonar de frío. Ganchos de carnicero. Mas
nada has de temer     Si Lesbia Luna,
si la esmeralda de su alma
ardiendo con las piedras terribles
que salieron del mar si la cortante lluvia
seca de sol si
perfumes espesos
como la muerte.
No. Nada
has de temer
si Lesbia Luna.
¿Oyes su inmenso canto
derramado como un golpe de sal en los ojos?
¿Los vidrios que palpitan
en el hedor del sacrificio?
¿La mano fría y sudorosa de la desesperación?
No. Nada
has de temer.
Los espejos no se han llenado de asesinos,
ni su mirada blanca obscurece la soledad,
ni son verdad esos pájaros mórbidos
que se clavan en las nubes como cristales rotos,
ni el mar de asfalto hirviendo,
pisadas en la arena húmeda. No Nada
has de temer
si Lesbia Luna.
Los silencios atravesados por una noche deslumbrante,
las uñas ¡las uñas!
que rasgan el polvo de tu ropa,
las monedas de oro en las entrañas de los ángeles, las mujeres
que se desnudan tristes en solitarias habitaciones de hoteles miserables,
ese fulgor de trenes muertos,
los golpes en la puerta. Nada
puede hacerte
daño si
Lesbia Luna.
Su veneno cuajado en los diamantes.
Los huesos astillados del crepúsculo.
El opio y su arco iris. El ámbar de la lepra.
La espuma de la angustia.
La sangre coagulada de los locos.
No.
Nada si
Lesbia Luna,
si ella dice Te amo,
ahí
desde esas aguas tristes
donde ponen huevos esas aves que aúllan
en los almacenes del exterminio.




 

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