FSM.- En primer lugar, Raquel, mi
más enhorabuena por ese nuevo premio Jaén de poesía. ¿Qué hay detrás de ese
novedoso y original título de Las
pequeñas espinas son pequeñas?
RL.- Las pequeñas espinas son pequeñas es una reflexión sobre la propia
vida, realizada en la mitad del camino, que es el punto vital donde me
encuentro. Por sus poemas discurre la nostalgia, el amor, el entusiasmo, la
pérdida, la Historia, la amistad y la interiorización de todo ello. Eso sí, la
voz poética está presidida por las constantes ganas de vivir.
FSM.- Eres una joven poeta que
destaca en el panorama nacional español por tus merecidos poemarios que han
conseguido el reconocimiento por parte de importantes jurados. ¿Cómo estás
viviendo todo esto?
RL.- Bueno, en realidad soy joven
ma non troppo, como dicen los
italianos, y eso hace que lo vivencie todo con la misma alegría, pero con más
calma y tranquilidad.
FSM.- ¿Cómo te tomas el trabajo
poético? ¿Escribes ateniéndote a una disciplina horaria ante el papel en blanco
o escribes bajo el éxtasis de la inspiración del momento?
RL.- La inspiración es un
fenómeno tan caprichoso e impredecible que nunca obedece a nuestra voluntad.
Por ello en el desarrollo de mi trabajo poético conviven ambas posturas.
FSM.- ¿Cómo, cuándo, por qué
empezó en ti el amor a la poesía, a la acción de ponerse a escribir poemas?
RL.- La
verdad es que no me recuerdo sin escribir. Mis padres dicen que comencé a
escribir versos y cuentos a la vez que aprendí a escribir. Aún conservan
algunas de aquellas creaciones pueriles a las que obviamente les tienen un gran
cariño.
FSM.- ¿Tiene alguna misión el
poeta? ¿Para qué sirve la poesía en nuestro tiempo?
RL.- La poesía es una
manifestación artística tan inconmensurable e inasible, que no se pliega a
criterios convencionales como el utilitarismo. La poesía simplemente es, y
seguirá siendo mientras exista una sola persona sobre el mundo. La mayor misión
del poeta es, a mi juicio, la honestidad poética.
FSM.- Te he conocido personalmente
en Cosmopoética en Córdoba donde has sido invitada y me has deslumbrado con tu
manera de expresar la poesía. ¿Qué buscas en la poesía? ¿Qué te da para que se
note en ti ese destello luminoso de la trascendencia?
RL.- Muchas gracias por esas
palabras tan generosas. Siéndote sincera, yo creo que en la poesía, más que
buscar, uno encuentra. Y yo creo encontrar en los versos de tantos poetas a
quienes admiro la palabra verdadera, el latido más íntimo de toda la Humanidad.
FSM.- Raquel, en mis entrevistas
suelo someter a los entrevistados a que me contesten a una arriesgada pregunta:
¿Cuál sería tu definición de Poesía? No es obligatorio responder.
RL.- Efectivamente,
es arriesgado, porque atinar con una definición exacta de poesía es imposible.
Por fortuna poesía es un concepto intangible, a la vez que poliédrico. En un
verso mío definí la poesía como lo contrario de la muerte. Y es cierto, la
poesía es en cierto modo sinónimo de la parte más instintiva y pura de la vida.
FSM.- De todos tus poemarios
publicados ¿con cuál de ellos sientes una especial predilección y por qué?
RL.- Le tengo mucho cariño a Diario de un destello, por ejemplo, que se publicó en la Colección
Adonáis en 2006, lo cual supuso para mí la realización de un sueño.
FSM.- ¿Qué poetas han influido en
tu obra? Y también, ¿qué poetas sueles releer una y otra vez porque los
admiras?
RL.- Supongo
que, de una forma u otra, todos los poetas que he leído y que admiro han
influido sobre mi obra. Me sería imposible mencionar todos los poetas que
venero, desde Calderón pasando por Neruda, Bécquer, Lorca, Emily Dickinson,
Kavafis, Baudelaire, Poe, Whitman, Tagore, Miguel Hernández, Prévert, Sabines…
Son cientos. ¡Ah!, y sin olvidarme de Antonio Machado, por cuya obra y
trayectoria vital he sentido siempre una especial debilidad.
FSM.- Raquel muchísimas gracias.
Y ya para acabar ¿podrías dejarnos un poema tuyo aquí y decirnos por qué lo has
elegido?
RL.- Muchas gracias a ti, Fernando, por tu labor en
pro de la difusión de la Literatura.
Os dejo un poema de mi libro Croniria, titulado 2059, que es una
distopía, como podéis ver. Lo elijo con la esperanza de que su lectura conjure
el cumplimiento de lo que en él se pronostica.
2059
He imaginado siempre el día de mi muerte.
Incluso en la niñez, cuando no existe.
Soñaba un fin heroico de planetas en línea.
Cambiar por Rick mi puesto, quedarme en
Casablanca
sumergirme en un lago junto a mi amante
enfermo
caer como miliciana en una guerra
cuyo idioma no hablo.
Siempre quise una muerte a la altura de la
vida.
Dos mil cincuenta y nueve.
Las flores nacen con la mitad de pétalos
ejércitos de zombis ocupan las aceras.
Los viejos somos muchos
somos tantos
que nuestro peso arquea la palabra futuro.
Cuentan que olemos mal, que somos egoístas
que abrazamos
con la presión exacta de un grillete.
Estoy sola en el cuarto.
Tengo ojos sepultados y movimientos lentos
como una tarde fría de domingo.
Dientes muy blancos adornan a estos hombres.
No sonríen ni amenazan: son estatuas.
Aprisionan mis húmeros quebradizos de anciana
No va a doler, tranquila.
Igual que un animal acorralado
muerdo el aire, me opongo, forcejeo,
grito mil veces el nombre de mi madre.
Mi resistencia choca contra un silencio
higiénico.
Hay excesiva luz y una jeringa llena.
Tenéis
suerte,
-mi extenuación aúlla-,
si
estuviera mi madre
jamás
permitiría que me hicierais esto.
RAQUEL LANSEROS
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