martes, 22 de marzo de 2011

Entrevista a Antonio Luis Ginés

FSM.- Antonio Luis, te diste a conocer como poeta en los años 90 y también has cultivado la narrativa en la Asociación Cultural Mucho Cuento. Además, trabajas como gestor cultural y Crítico literario. ¿Qué te ha reportado todo esto en este tiempo de contacto con el mundo de la literatura?

ALG.- Muchas y variadas experiencias, aunque hablamos de ámbitos distintos. En el trato personal con los autores ves donde está la autenticidad, la trastienda, pero ojo, hay que separar el plano creativo del personal. Con la A. Mucho Cuento pues decirte que es toda una experiencia, que sigue en crecimiento, y que ni mucho menos es un proyecto con visos de extinguirse, todo lo contrario. Con las últimas incorporaciones hemos ido a más, y abierto otros frentes que, de alguna manera, se nos demandaba. Todas las experiencias, en un plano u otro, te ayudan a madurar, y a sacar, siempre, algo positivo.

FSM.- ¿Cómo fueron tus comienzos en la poesía?

ALG.- Inciertos, no sabía bien lo que estaba pasando. Tenía necesidad de expresarme en el papel y fue dejándome llevar primero, investigando después. Es vital que en esos momentos de la travesía haya alguien que te dé ánimos, que valore de forma positiva lo que haces, aunque haya mucho trabajo por delante y tampoco se pierda esa perspectiva, ya que es la única forma de crecer y seguir avanzando en este proceso de lo creativo.

FSM.- ¿Crees que ha evolucionado tu manera de escribir poesía desde que empezaste hasta el momento actual?

ALG.- Sí. Creo que quedarse estático en poesía es renunciar a la indagación, al trabajo por otras líneas que conllevan cierto riesgo, pero que son la única posibilidad de avanzar, de no dejar tu poesía como un reducto anquilosado. Y hasta ahora no he sabido detenerme.

FSM.- Eres un excelente crítico literario que sabe ver el fondo y la forma de un poemario. ¿Qué requisitos crees que debe reunir un buen libro de poemas?

ALG.- No creo que sea para tanto, sin duda exageras, aunque te lo agradezco. Intento hacerlo lo mejor posible, unas veces aciertas más, otras menos, eso sí, detrás hay un trabajo que muchas veces no se aprecia. En la crítica, como en otros campos, uno no deja de aprender. En cuanto a los requisitos es una cuestión muy personal. Valoro la originalidad, el riesgo y el trabajo que se ha puesto en cuidar en cuidar ambas apuestas. Cuando se dice “correr riesgos” se puede entender mal, en el sentido de que toda la experimentación es válida, sin una reflexión teórica a priori, y ello puede dar lugar a resultados con poco peso.

FSM.- ¿Y un poema? ¿Cómo sabemos que estamos ante un buen poema?

ALG.- Hay muchos parámetros, vale hasta el de la intuición, pero un poema ha de tener –y aquí parece que voy a dar los ingredientes de un plato- un poco de todo, lo que importa es que esté equilibrado, que funcione como un todo. Escribir un buen verso no es excesivamente complicado, pero mantener esa línea durante todo un poema es lo auténticamente meritorio.

FSM.- Antonio Luis, ¿Qué poetas han dejado una influencia en tu poesía o qué poetas, por decirlo de otra manera, son los que más te gustan?

ALG.- Me sorprendí con Pessoa, Baudelaire y Carver. Crecí con Vallejo, Auden y Cernuda. Y me sigo deslumbrando con Wislawa Szymborska, Mark Strand, Joaquín O`Giannuzi, Charles Wright, C.K Willians, y así podría seguir con un largo etcétera.

FSM.- Me gusta mucho pedir a los poetas que me den una definición de lo que es para ellos la poesía. ¿Podrías definírmela?

ALG.- Esta es la pregunta más complicada, Fernando. Esto no se le hace a un autor. ¿Poesía? Todo aquello que es o puede generar una sacudida que produzca una reflexión o un momento de belleza, o ambos a un tiempo, y que acaban por tomar forma en un papel u otro formato.

FSM.- De tus libros de poemas ¿con cuál te identificas más y por qué?

ALG.- Es difícil, cada uno representa un momento concreto. Es cierto que Animales perdidos supuso un giro importante, y que a partir de ahí me he hallado más cómodo. Los libros de antes cumplen también su función, Rutas exteriores me ayudó a otear el terreno en el que tenía que moverme con más solvencia y decisión. Y Picados suaves sobre el agua creo que es lo más maduro que he escrito, pero ojo, curiosamente lo más arriesgado también. Con la edad voy para peor: no dejo que cualquier cosa me convenza y trato de emplearme más a fondo todavía.

FSM.- Has publicado también narrativa, ¿dónde te encuentras más cómodo en la prosa o en la poesía?

ALG.- Son planos distintos, en ambos estoy cómodo. Aunque el origen viene del verso, he tendido desde muy pronto hacia lo prosaico. A pesar de la teoría, me muevo por rachas, y depende de lo que esa racha me pida me decanto hacia un lado u otro, aunque intento que convivan –no es imposible ni complicado, dependiendo del momento- ambas vertientes creativas.

FSM.- Tú conoces muy bien el panorama poético local gracias a que vives aquí en Córdoba, y además coordinas el ciclo de Letras Capitales en la Delegación Provincial de Cultura que te pone en contacto con la poesía nacional de grandes poetas consagrados ya en su mayoría. ¿Cómo ves la poesía que se hace en este momento en España y cómo ves la poesía que se hace en nuestra ciudad de Córdoba?

ALG.- En la poesía nacional hay de todo, bien es verdad que hay momentos que se echan de menos apuestas algo más arriesgadas –en cuanto a contenido o a forma- por parte de las editoriales más potentes, sin embargo no está mal nutrido el panorama de propuestas interesantes, a veces demasiado unidireccionales en cuanto a línea poéticas. Quizás, y en parte, esto es aplicable a esta ciudad, aunque el nivel aquí mantiene –generalmente- unas cotas muy altas, y también se echa de menos un poquito de más riesgo.

FSM.- Algunos libros relevantes de poemas tuyos como Rutas exteriores que fue premio Mariano Roldán o Picados sobre el agua, han tenido una buena acogida. Por favor, ¿podrías dejarnos aquí algún poema para los lectores de Paraninfo Poético y decirnos por qué nos has regalado este poema? Muchas gracias por tu generosidad.


PIEDRAS


Cómo sabemos si querer estar en un lugar es querer estar allí realmente, y no para echar otro de menos. Cómo sabemos si el movimiento se decide antes de ejecutarlo, si nos llevará adonde los músculos se entregan al placer de la inercia y no conocen el cansancio. Cómo sabemos si a cada última pregunta no seguirá la duda nueva que nace, mientras ponemos estas piedras con las manos.


Picados suaves sobre el agua, Bartleby, Madrid, 2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario