FSM.- José Infante tiene una
importantísima trayectoria de publicaciones y reconocimientos. Pero
centrándonos en la poesía, y desde aquel primer libro de 1971 titulado Uranio
2000 Poemas del caos, hasta ahora, ¿qué se siente con el paso del tiempo tras
una intensa vida de trabajo literario?
JI.- Una
cierta sensación de inutilidad, pero por otra parte la certeza de haber sido
siempre fiel a mi mismo, sin dejarme llevar de las asechanzas de la vida
literaria.
FSM.- ¿Cómo empezó en ti la
vocación por escribir poesía?
JI.- Fue
una necesidad espiritual que se fue imponiendo sin apenas darme cuenta a partir
de los 16 o 17 años. Hice primeros unos esbozos en prosa pero enseguida se
impuso la poesía casi de una manera misteriosa e involuntaria.
FSM.- Tu primer reconocimiento
importante como poeta llega con el premio Adonais por el poemario Elegía y no.
¿Qué era este poemario y qué significó para ti?
JI.- Empezaré
por el final, significó mucho ya que este premio, tan importante en aquellos
años entre los poetas jóvenes, te daba una tremenda responsabilidad en aquello
que habías ido escribiendo casi sin saber por qué ni para qué. Desde entonces
comencé a sentir que tenía esa enorme responsabilidad en lo que escribía y
publicaba de cara a los lectores y sobre todo de cara a mí mismo.
En
realidad Elegía y No es el germen de
toda mi poesía, puede decirse que los libros posteriores solo han sido una
reescritura de Elegía y No. Todos los
temas, el paso del tiempo, el amor, sus gozos y sus sombras, la fugacidad de
los sentimientos, la presencia definitiva de la muerte, todo estaba en Elegía y No. Solamente he ido
reescribiéndolo de forma distinta conforme la experiencia de la vida iba
imponiéndose y me lo dictaba.
FSM.- ¿Para qué sirve la poesía?
JI.- Cuando
tengo que responder a esta pregunta siempre estoy tentado de contestar que para
nada, pero enseguida recuerdo aquello de Borges “escribo para conocerme, para atenuar
el paso del tiempo y para que me quieran mis amigos”. Lo asumo plenamente.
FSM.- José Infante, ¿cuáles son tus poetas de
cabecera, o esos poetas de referencia que de alguna manera han influido en tu
poesía?
JI.- No
sé si me han influenciado o no, pero mis poetas son Virgilio, Ovidio,
Garcislasso, San Juan de la Cruz ,
Quevedo, Bécquer, Juan Ramón, los Machado, ambos dos, Borges, Aleixandre,
Cernuda, Cavafis, Rilke, Pablo García Baena, Alfonso Canales…
FSM.- Ahora has vuelto a Málaga, la ciudad donde
naciste, pero casi toda tu trayectoria de escritor la has desarrollado en
Madrid donde has cultivado el ensayo, el teatro, la novela… ¿en qué género te
sientes más tú, más cómodo, o cuál te da más satisfacciones?
JI.- Desde
luego la poesía ha sido el eje de mi vida en todos los sentidos. Ella lo ha
impregnado todo y todo ha sucedido por ella.
Y
mentiría si dijera que el periodismo, que en principio ha sido una dedicación
alimenticia no es también una fuerte vocación que he seguido con todas las
limitaciones que este oficio tiene y que han ido aumentando con los años.
El ensayo
y la ficción históricos me gustan porque es la plasmación de una de mis más
fuertes aficiones, la historia que me fascina desde siempre.
La
reflexión filosófica y crítica es el resultado de una forma de ver el mundo e
intentar explicármelo que en realidad tiene que ver con la poesía, que es sobre
todo una forma de ver el mundo.
En
realidad todo tiene que ver con la poesía, incluso cuando he escrito,
tantísimos años, para televisión todo este sentido ha estado presente y lo he
intentado trasmitir al complicado y complejo lenguaje de la televisión.
FSM.- Si tuvieras que hablarnos
de tus libros de poemas y elegir alguno de tus libros para que los lectores de
Paraninfo Poético los conozcan, cuál o cuáles nos recomendarías leer?
JI.- Sin
duda Elegía y No de la primera parte de mi obra y de la segunda La
Casa Vacía , Daños Colaterales y Días sin
música.
FSM.- Como hemos dicho antes estás
de nuevo en Málaga y has recuperado una tertulia cultural que había iniciado
Gloria Fuertes en los años 70. La tertulia del Pimpi. Cuéntanos de este
importante proyecto.
JI.- Yo
conocía a Gloria Fuertes de mi primera estancia en Madrid entre los años
1967-70, el verano de 1971 la encontré en Málaga en los Cursos de Filología
donde ella iba a leer sus versos. Nos encontramos en los Baños del Carmen y
enseguida empezamos a reunirnos por la tarde en las Bodegas El Pimpi recién
inauguradas por los cordobeses Paco Campos y Pepe Cobos. Un día decidimos crear
esas tertulias que ella bautizó como Los Viernes de Gloria. Se hicieron durante
los veranos de 1971 y 1972. Luego cuando yo me fui de Málaga se continuaron de
distintas formas, se trasladaron a la Bodega
Vieja , se continuaron a veces en El Pimpi… Así nació la
tradición cultural y de tertulias de El Pimpi. Durante todos estos años se han
realizado y ser siguen realizando multitud de ellas.
Cuando
en la primavera de 1971 volví a vivir en Málaga, en Torremolinos ahora, uno de
los primeros actos a los que asistí fue a la celebración de los 40 años de El
Pimpi. A partir de ese momento tanto
Pepe Cobos como Paco Campos me sugirieron la posibilidad de recuperar el
espíritu de las viejas tertulias de Gloria. Dudé un poco, pensando que ya nada
era igual que entonces y que aquellas fueron absolutamente espontáneas y ahora
tenían que ser diferentes.
Después
de un tiempo pensándolo y viendo la forma de darle una nueva personalidad las
inauguramos como Los Lunes de El Pimpi a partir del 7 de octubre de 2012. Hemos
hecho casi cuarenta tertulias desde entonces. He querido conservar el espíritu
abierto y participativo que les dio Gloria. Ahora no solamente literarias,
hemos dado cabida a otros ámbitos de la
cultura y han tenido una magnífica acogida.
Este
curso volvemos, tras un paréntesis veraniego, a inaugurar la segunda temporada
el próximo día 16 de septiembre con la celebración de los 40 maños de la Universidad de Málaga.
Seguirán este mismo mes un Homenaje a Pablo García Baena, que recibirá la Venencia de Plata Premio
Cero a toda una vida y acabamos el mes de septiembre con un libro de Gerardo
Diego de Julio Neira y que publica la Fundación del poeta santanderino.
FSM.- ¿Crees
que en este momento histórico en el que estamos viviendo se le da a la poesía
la importancia que ha tenido en otras épocas?
JI.- Hoy
tal vez menos que nunca se tiene consideración social a la poesía y a los
poetas, solamente se valora a los poetas cuando les dan premios. Vivimos en una
sociedad materializada hasta extremos desagradables.
Otra
cosa es que la poesía me siga pareciendo un alimento necesario para el espíritu
de las personas, lo que sucede es que no se les hace llegar y se escudan en ser
minoritaria para que la mayoría no tenga posibilidad de conocerla.
FSM.- A muchos de nuestros
entrevistados los ponemos en un aprieto al preguntarle que nos definan lo que
para ellos es poesía. ¿Querrías darnos una definición de lo que es para ti
poesía?
JI.- Vida,
creo que solo eso. Vivir más. Autobiografía. Una forma de ver el mundo, de conocerlo, de
conocernos. La respuesta a lo que no tiene respuesta.
FSM.- Para acabar, pues no quiero
abusar de tu tiempo, podrías, por favor, dejarnos aquí un poema y decirnos por
qué lo has elegido.
JI.- Hay
algunos poemas que podría citar y poner aquí y que me parece que me determinan
y me explican de alguna manera, pero ya que dices uno, os dejo este
ESE ANIMAL EXTRAÑO QUE ME SIGUE
Bajo mi
piel lo siento como sangre.
Por mis
venas circula libremente.
Segrega
por mis poros y vive de mi aliento.
Está en
cada arteria o vaso de mi cuerpo
y a mis
huesos se adhiere como si fuera parte,
papiloma
de luz y de misterio.
Por mis
ojos contempla la vida que no es,
lo que
nunca ha pasado. A veces lo sorprendo
usando
mis palabras, construyendo oraciones a mi costa,
perdido,
solo, en la tiniebla de mis ojos.
Nunca lo
tengo ausente de mis lágrimas
y en la
noche tiene mi voluntad, mi voz, a su servicio.
Siempre
me roba el sueño y se pone delante de mis gestos.
Me usa
para buscar la incertidumbre.
Provoca
la soledad para que vuelva a él, su amante.
No es
amorosa nuestra relación. Él me ignora
y yo lo
desconozco. El mismo cuerpo usamos
y si un
día se marchara, nadie podría alimentar,
escribir,
estas palabras.
(De libro El don de lo invisible)
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