miércoles, 30 de marzo de 2011

Amarillo perfil de arquitectura (Córdoba en la voz de los poetas)

El Ayuntamiento de Córdoba a través de la Oficina para la Capitalidad Cultural Córdoba 2016 ha publicado un hermoso libro de textos y poemas dedicados a Córdoba con una tirada de 8.000 ejemplares, y que será repartido gratuitamente. Son poemas seleccionados y comentados por Carlos Clementson Cerezo. Se trata de una antología de poemas sobre Córdoba, poemas que han inspirado a numerosísimos poetas de todos los tiempos y de todo el mundo, y por supuesto también de importantes poetas de aqui. Son prestigiosos poetas que hablan de la belleza de esta ciudad a través de todas las épocas. Hay autores como Lucio Anneo Séneca, Ben Suhayd, Juan de Mena, Jorge Luis Borges, Ricardo Molina, Teophile Gautier, etc, etc.

Córdoba es y ha sido un lugar de inspiración para muchos escritores y poetas que han visto en nuestra ciudad ese halo de misterio, universalidad y belleza que hace que almas sensibles dejen su huella, su impresión marcada en la escritura, como lo han hecho estos grandes poetas que aquí participan.

El hermoso título del libro corresponde al primer verso de uno de los mejores sonetos escritos a Córdoba, el soneto de Juan Bernier. Un merecido homenaje que se le tributa este año con motivo del centenario de su nacimiento, junto al 450 aniversario de don Luis de Góngora y Argote al que también se le está rindiendo un merecidísimo homenaje.



Les dejamos con un brevísimo texto de Nazzar Al-Qabbani


Paseando una noche por las calles de Córdoba,

dos veces me llevé la mano al bolsillo,

buscando la llave de mi casa de Damasco.

domingo, 27 de marzo de 2011

El mar de los veranos, de José Cañuelo Calero

El pasado día 24 de marzo se presentó en la Biblioteca Central de Córdoba El mar de los veranos, primer poemario que publica José Cañuelo Calero, editado por Ediciones depapel, y presentado por Fernando Sánchez Mayo.

El mar es un motivo de inspiración para muchos poetas y también en el caso de nuestro amigo poeta al que hoy nos referimos. El título por sí mismo ya es muy sugerente y nos remite a una temporada vacacional de placer y relajación.

Los poemas de este libro tienen en general una característica común que es la contemplación del mundo exterior. Cada poema parte de una situación contemplativa del mundo exterior que rodea al poeta y que él la describe de una manera personalísima y llena de sosiego para luego virar levemente con una contención milimétrica e informarnos de un constraste, de algo que ocurre en el mundo interior del poeta. Son comparaciones sobre cómo se nos muestra el mundo y cómo estamos viendo ese mundo que es la vida. Así, por ejemplo, en el poema Mar interior, tras la contemplación de un puerto absolutamente en calma donde los barcos sigilosamente entran y salen del puerto, el poeta los compara en contraposición con el movimiento rápido y encrespado del pensamiento, que es otro mar también, su mar interior. En el poema La piel, el mar, José Cañuelo vuelve a intentar explicarse el mundo utilizando los contrastes, es decir, vuelve a las comparaciones entre esto y aquello para tratar de ver las diferencias y ver la claridad, pero aquí también, en este caso lo hace por identificación. Hay una identificación del poeta con el mar que está contemplando.

En todo el libro se da esa dicotomía entre lo interior y lo exterior. Y hablando de lo exterior y lo interior me viene a la cabeza los guiones de cine en donde siempre se especifica en qué lugar nos encontramos. Y siguiendo al hilo de esto quería apuntar que otra de las características de los poemas de este libro son los de tener la cualidad de lo cinematográfico, es decir, se percibe la influencia que tiene el cine en sus poemas. Él que es un auténtico enamorado del séptimo arte y que tiene unos amplísimos conocimientos, así lo denota en su vida personal y así se ve influenciado en su poética. Quizás sea por eso por lo que los personajes femeninos que aparecen y a quienes adora no se llaman María o Carmen, sino Delphine, Chloé, Justine... que bien podrían pertenecer a grandes películas del cine de Woody Allen o del cine francés de Godard, Truffaut o Chabrol, grandes poetas de la novelle vague. No quería dejar escapar que me ha parecido ver en los poemas de Cañuelo Calero otra influencia más de lo cinematográfico y me refiero al fundido y al flash back, quiero decir que sus poemas atienden en un momento determinado a un cambio, a un movimiento leve en donde se produce el viraje en el poema para expresar una emoción, pero siempre de una manera contenida y armónica.

Estos poemas tienen también otra característica a destacar y es que son poemas descriptivos en donde abundan acertadas y hermosas imágenes como ocurre en el poema Este aire: Es la lluviosa luminosidad que babea en la sed de las piedras y en la tierra agrietada como una piel.

Este bellísimo opúsculo poético en forma y contenido podemos apreciar también las preocupaciones del poeta. Entre ellas están la del paso del tiempo, el asombro ante el mundo, algún incipiente dolor que merodea cerca de él o una leve oleada de tristeza que se le aproxima. Y lo digo usando estos adjetivos para denotar que en realidad todo esto lo hace desde una milimétrica contención.

Con esta primera publicación José Cañuelo Calero nos deleita y nos apunta en la dirección de por donde va su poética, una poética experta y llena de madurez, equilibrada, y de altura. Estamos pues ante un gran poeta que tiene mucho que decir. Mi felicitación y mi enhorabuena al amigo y al poeta.

Les dejamos con uno de los poemas

EL MAR INTERIOR


Cierro los ojos

y recorro el malecón donde la calma aparente

vira y hace maniobras de atraque

en un silencio de barcos y orfandad del cielo.

Es la noche vacía del verano

y del pensamiento que no es lugar ni morada,

sino movimiento puro y encrespado,

como la fuerza inconducente

y sumergida del mar.

martes, 22 de marzo de 2011

Entrevista a Antonio Luis Ginés

FSM.- Antonio Luis, te diste a conocer como poeta en los años 90 y también has cultivado la narrativa en la Asociación Cultural Mucho Cuento. Además, trabajas como gestor cultural y Crítico literario. ¿Qué te ha reportado todo esto en este tiempo de contacto con el mundo de la literatura?

ALG.- Muchas y variadas experiencias, aunque hablamos de ámbitos distintos. En el trato personal con los autores ves donde está la autenticidad, la trastienda, pero ojo, hay que separar el plano creativo del personal. Con la A. Mucho Cuento pues decirte que es toda una experiencia, que sigue en crecimiento, y que ni mucho menos es un proyecto con visos de extinguirse, todo lo contrario. Con las últimas incorporaciones hemos ido a más, y abierto otros frentes que, de alguna manera, se nos demandaba. Todas las experiencias, en un plano u otro, te ayudan a madurar, y a sacar, siempre, algo positivo.

FSM.- ¿Cómo fueron tus comienzos en la poesía?

ALG.- Inciertos, no sabía bien lo que estaba pasando. Tenía necesidad de expresarme en el papel y fue dejándome llevar primero, investigando después. Es vital que en esos momentos de la travesía haya alguien que te dé ánimos, que valore de forma positiva lo que haces, aunque haya mucho trabajo por delante y tampoco se pierda esa perspectiva, ya que es la única forma de crecer y seguir avanzando en este proceso de lo creativo.

FSM.- ¿Crees que ha evolucionado tu manera de escribir poesía desde que empezaste hasta el momento actual?

ALG.- Sí. Creo que quedarse estático en poesía es renunciar a la indagación, al trabajo por otras líneas que conllevan cierto riesgo, pero que son la única posibilidad de avanzar, de no dejar tu poesía como un reducto anquilosado. Y hasta ahora no he sabido detenerme.

FSM.- Eres un excelente crítico literario que sabe ver el fondo y la forma de un poemario. ¿Qué requisitos crees que debe reunir un buen libro de poemas?

ALG.- No creo que sea para tanto, sin duda exageras, aunque te lo agradezco. Intento hacerlo lo mejor posible, unas veces aciertas más, otras menos, eso sí, detrás hay un trabajo que muchas veces no se aprecia. En la crítica, como en otros campos, uno no deja de aprender. En cuanto a los requisitos es una cuestión muy personal. Valoro la originalidad, el riesgo y el trabajo que se ha puesto en cuidar en cuidar ambas apuestas. Cuando se dice “correr riesgos” se puede entender mal, en el sentido de que toda la experimentación es válida, sin una reflexión teórica a priori, y ello puede dar lugar a resultados con poco peso.

FSM.- ¿Y un poema? ¿Cómo sabemos que estamos ante un buen poema?

ALG.- Hay muchos parámetros, vale hasta el de la intuición, pero un poema ha de tener –y aquí parece que voy a dar los ingredientes de un plato- un poco de todo, lo que importa es que esté equilibrado, que funcione como un todo. Escribir un buen verso no es excesivamente complicado, pero mantener esa línea durante todo un poema es lo auténticamente meritorio.

FSM.- Antonio Luis, ¿Qué poetas han dejado una influencia en tu poesía o qué poetas, por decirlo de otra manera, son los que más te gustan?

ALG.- Me sorprendí con Pessoa, Baudelaire y Carver. Crecí con Vallejo, Auden y Cernuda. Y me sigo deslumbrando con Wislawa Szymborska, Mark Strand, Joaquín O`Giannuzi, Charles Wright, C.K Willians, y así podría seguir con un largo etcétera.

FSM.- Me gusta mucho pedir a los poetas que me den una definición de lo que es para ellos la poesía. ¿Podrías definírmela?

ALG.- Esta es la pregunta más complicada, Fernando. Esto no se le hace a un autor. ¿Poesía? Todo aquello que es o puede generar una sacudida que produzca una reflexión o un momento de belleza, o ambos a un tiempo, y que acaban por tomar forma en un papel u otro formato.

FSM.- De tus libros de poemas ¿con cuál te identificas más y por qué?

ALG.- Es difícil, cada uno representa un momento concreto. Es cierto que Animales perdidos supuso un giro importante, y que a partir de ahí me he hallado más cómodo. Los libros de antes cumplen también su función, Rutas exteriores me ayudó a otear el terreno en el que tenía que moverme con más solvencia y decisión. Y Picados suaves sobre el agua creo que es lo más maduro que he escrito, pero ojo, curiosamente lo más arriesgado también. Con la edad voy para peor: no dejo que cualquier cosa me convenza y trato de emplearme más a fondo todavía.

FSM.- Has publicado también narrativa, ¿dónde te encuentras más cómodo en la prosa o en la poesía?

ALG.- Son planos distintos, en ambos estoy cómodo. Aunque el origen viene del verso, he tendido desde muy pronto hacia lo prosaico. A pesar de la teoría, me muevo por rachas, y depende de lo que esa racha me pida me decanto hacia un lado u otro, aunque intento que convivan –no es imposible ni complicado, dependiendo del momento- ambas vertientes creativas.

FSM.- Tú conoces muy bien el panorama poético local gracias a que vives aquí en Córdoba, y además coordinas el ciclo de Letras Capitales en la Delegación Provincial de Cultura que te pone en contacto con la poesía nacional de grandes poetas consagrados ya en su mayoría. ¿Cómo ves la poesía que se hace en este momento en España y cómo ves la poesía que se hace en nuestra ciudad de Córdoba?

ALG.- En la poesía nacional hay de todo, bien es verdad que hay momentos que se echan de menos apuestas algo más arriesgadas –en cuanto a contenido o a forma- por parte de las editoriales más potentes, sin embargo no está mal nutrido el panorama de propuestas interesantes, a veces demasiado unidireccionales en cuanto a línea poéticas. Quizás, y en parte, esto es aplicable a esta ciudad, aunque el nivel aquí mantiene –generalmente- unas cotas muy altas, y también se echa de menos un poquito de más riesgo.

FSM.- Algunos libros relevantes de poemas tuyos como Rutas exteriores que fue premio Mariano Roldán o Picados sobre el agua, han tenido una buena acogida. Por favor, ¿podrías dejarnos aquí algún poema para los lectores de Paraninfo Poético y decirnos por qué nos has regalado este poema? Muchas gracias por tu generosidad.


PIEDRAS


Cómo sabemos si querer estar en un lugar es querer estar allí realmente, y no para echar otro de menos. Cómo sabemos si el movimiento se decide antes de ejecutarlo, si nos llevará adonde los músculos se entregan al placer de la inercia y no conocen el cansancio. Cómo sabemos si a cada última pregunta no seguirá la duda nueva que nace, mientras ponemos estas piedras con las manos.


Picados suaves sobre el agua, Bartleby, Madrid, 2009.

viernes, 18 de marzo de 2011

Entrevista a Juana Castro


FSM.- Juana, la publicación de tu primer libro Cóncava mujer allá por el año 1978 supuso un revulsivo por aquellos años en los que el movimiento feminista iniciaba su andadura por Andalucía. Fue el libro más vendido ese año en la Feria del libro según el Diario Córdoba. ¿Cómo recuerdas todo aquello con la perspectiva del tiempo después de más de 30 años?
JC.- Vivíamos la transición política y democrática y perseguíamos la autonomía andaluza. Yo era una joven (ya con tres hijos, pero joven) llena de ilusiones que había aterrizado en Córdoba hacía unos años. Compartí aquella feria, en el bulevar, y luego también la de Madrid, con un periodista y poeta singular, Sebastián Cuevas. Por entonces el movimiento feminista, cuya célula cordobesa se reunía en el Círculo Juan XXIII, no había acuñado todavía dos palabras que a mí me producen alergia: una es “igualdad”, término que no se puede usar sin apellidos, y la otra es “lucha”. Me molesta que hablen de mí calificándome de “luchadora”, porque es un término bélico y las mujeres somos pacifistas. Yo ni he luchado ni pienso luchar. Y estoy muy contenta en mi cuerpo de mujer, no me quiero igualar con los hombres.
FSM.- ¿Cómo fueron tus primeros comienzos en el mundo de la poesía y cómo te diste cuenta de que la escritura poética era ya una vocación?
JC.- Desde que con 6 años leía de carrerilla canciones, romances, cuentos y fragmentos de poemas en un libro llamado precisamente “Lecturas”: paladear palabras era mejor que chupar un caramelo. De manera más honda cuando oigo recitar a un poeta de mi pueblo, Antonio García Copado, que vivía en Nueva York, un poema de Juana de Ibarbourou, y siento una punzada en las entrañas.
FSM.- ¿Qué te aportó el contacto con los otros poetas cordobeses del grupo Zubia?
JC.- Disciplina, obligarme a escribir sin esperar la inspiración. Cada semana leíamos cada uno un poema propio y entre todos lo comentábamos, lo analizábamos, lo “destripábamos”, le sacábamos las vergüenzas. Hacíamos lo que ahora se hace en los talleres literarios, con la diferencia de que no había maestros, cada cual tenía la autoridad que le reconocíamos. Compartíamos diversidad y democracia, ilusión, ganas de aprender, de trabajar, y respeto por los mayores.
FSM.- Juana, me imagino que ser poeta y mujer no sería tampoco muy fácil en tus comienzos, ¿tuviste que afrontar algún tipo de barreras, incomprensiones o todo fue sobre ruedas?
JC.- En el grupo me recibieron con naturalidad, como a una semejante, había ya otra chica, la leonesa Mercedes Castro. No tuve ningún tipo de barrera exterior. Las incomprensiones y los malos ratos llegaron después, cuando me encasillaron como feminista. En cuanto hacía observaciones acerca del tratamiento que poetas consagrados dedicaban a las mujeres o cuando objetaba algo acerca de la escasa participación de las poetisas, me miraban con cara de “ya está Juana con lo suyo” y eso sucedía ya en los 80, en la Posada del Potro, incluso con los jóvenes poetas que ahora mismo se han hecho un nombre. Son cosas desagradables y muy antiguas, pero yo tuve que sufrirlas porque además, entre las poetas no había quien me siguiera ni me apoyara. Hoy, cuando la igualdad se ha puesto de moda, todo el mundo se ha subido al carro, ahora que para mí eso de igualdad me suena tan antiguo…
FSM.- Luego vinieron poemarios como Del dolor y las alas, Paranoia en otoño, Narcisia, y Arte de cetrería con el que ganaste el prestigioso premio Juan Ramón Jiménez. ¿Qué supuso este importante premio en tu carrera poética?
JC.- Con ese libro salté al ámbito internacional, salieron multitud de reseñas, incluso del director de la Real Academia, Fernando Lázaro Carreter. En el jurado del Premio Nacional de Poesía 1990 hubo un encendido debate contra el representante de la Academia Gallega, que defendía mi libro y no quiso ceder a las presiones de otros miembros del jurado: ganó Carlos Bousoño, como tenía que ser. Yo era muy joven para la época y una recién llegada. La moda de las poetisas jóvenes llegó después. Los avatares de ese premio me los contó 6 años después su viuda, la poetisa Luz Pozo Garza, cuando coincidí con ella en un congreso de poetas mujeres en Vigo. No nos conocíamos de nada, ni a ella ni a su marido. Eso hoy es impensable.
Pero lo mejor de Arte de cetrería fue su escritura. Lo escribí en estado de trance, literalmente me lo fueron dictando. Cuando iba por la calle, al colegio, o cuando volvía del gimnasio, en cualquier sitio, los versos me venían ya hechos. Y luego, cuando de noche me ponía a escribir, ya mis niños acostados, cada poema era un sistema de ecuaciones que se iba desenrollando solo, como si cada palabra fuera un puzzle de música y sentido que hubiese buscado previamente su lugar y a mí me lo mostrara sin más. Esa manera de escribir, casi milagrosa, no la he vuelto a sentir nunca más, más que en algún poema suelto.
FSM.- Más tarde conseguiste muchos más premios de poesía como el premio Carmen Conde, San Juan de la Cruz o el premio Jaén de poesía. ¿Podrías explicarnos cómo trabajas un poemario? ¿Qué aspectos hay que cuidar para que, según tu opinión, un libro de poemas tenga una calidad general, completa?
JC.- No siempre la unidad tiene que ser temática, puede venir dada por el ambiente, el clima o la semejanza del tiempo que se vive. Lo que sí sé es que un poema, al menos para mí, viene y tiene que venir de la vida, de la experiencia, teniendo en cuenta que tan experiencia es la realidad como las lecturas o los sueños.
FSM.- Juana, ¿cuál es, en tu opinión, la función de la poesía, si es que crees que debe tener alguna función?
JC.- La primera función es servir de vehículo al deseo de quien escribe, que lo hace porque necesita expresar una visión o un desasosiego, o explicarse a sí mismo aquello que no entiende, que lo excede, ya sea por positivo como por negativo. La función de la poesía es dejar constancia de un tiempo, de un fenómeno, de un hecho, pero tiempos, fenómenos y hechos no generales, no objetivos, sino personales, individuales, y por lo mismo preciosos, transferibles por intransferibles, universales quizá por íntimamente personales.
FSM.- ¿Cuáles son tus poetas favoritos y a qué poetas sigues releyendo?
JC.- Juana de Ibarbourou fue mi primera devoción. Una antología suya fue el primer libro de mi biblioteca personal con 14 años, lo pedí contra reembolso a la Librería Luque desde mi pueblo, y la “viuda de Luque” me lo hizo llegar. Mi formación fue por un lado muy clásica, porque los fragmentos de los manuales de Literatura me encaminaban a los libros de los clásicos, y por otra de aluvión, muy popular, por la cercanía de la copla, los romances, las leyendas, los cantares de ciego, el habla campesina llena de metáforas y refranes. Luego vinieron Rosalía de Castro, Safo, san Juan de la Cruz, Góngora… De los más cercanos Juan Ramón Jiménez en cuyo Platero y yo aprendí las imágenes, García Lorca, Ángela Figuera, Pablo García Baena, Adrienne Rich y mis coetáneas Julia Uceda, Paca Aguirre, Maria Victoria Atencia, Concha García… La lista es muy larga. Como decía Borges, por qué renunciar a ninguna tradición, pudiendo aspirar a todas. Me considero heterodoxa, aprendo de todo y en cada río puede haber oro.
FSM.- La Junta de Andalucía te reconoció tu trayectoria poética. ¿Qué se siente al recibir la medalla de Andalucía?
JC.- Primero alegría y luego responsabilidad. Cada poema es un reto y cada papel en blanco quiere llenarse de cosas nuevas (lo imposible, claro).
FSM.- De todos tus poemarios, ¿sabrías escoger alguno en particular por alguna razón especial?
JC.- Hay dos libros en los que está más explícitamente mi tierra, mi comarca de nacimiento, Los Pedroches. Uno es Fisterra y otro Del color de los ríos. En Fisterra (el final de la tierra en gallego) es la niña y su desconsuelo, su polaridad atrapada entre dos mundos: el armónico del universo femenino monjil del colegio de Cristo Rey y el bestial, incomprensible pero pleno también de belleza –violenta– del campo, del cortijo, del trabajo y su dureza. En Del color de los ríos son las vivencias en positivo de una vida de mujer, o de varias, que sabe sacar de cada experiencia de lo rural los momentos mágicos, los compartidos y felices, especialmente su ser y sentirse mujer; con algunas sombras, claro.
FSM.- Hace poco tiempo salió publicado en la colección Vandalia, de la Fundación José Manuel Lara una extensa antología de toda tu obra bajo el bello título de Heredad. ¿Significa esto una retirada de la poesía o es sólo un descanso?
JC.- Heredad significa un espacio de tierra heredado de los antepasados, y también la herencia memorial y moral, la incorpórea hecha de instantes, incomprensiones, arrobamientos, gozos, amores y desamores, especialmente de las antepasadas rurales, anónimas pero animosas, casi analfabetas pero sabias, escondidas pero creadoras. Creadoras y sustentadoras del cuidado, de la vida y de las relaciones. Y sanadoras, cocineras, rezadoras, mediadoras… El título completo es Heredad seguido de Cartas de enero, porque además de la antología hay un nuevo libro, Cartas de enero.
En cuanto a retirada, estoy a merced de la vida, no he puesto punto final a nada. Cuando paso mucho tiempo sin escribir poesía, cosa que ahora ocurre a menudo porque la juventud se llevó la necesidad y su urgencia, me deprimo y me sube la tensión, así que, aunque sólo sea por higiene, debo seguir.
FSM.- Y por último, Juana, ¿podrías elegir uno de entre todos tus poemas para los lectores y decirnos por qué lo has elegido?
JC.- Se trata de un poema que soñé, tan claro que al despertar creí que tenía que estar ya escrito. Pero hice mis averiguaciones y después de asegurarme de que no lo había escrito ya otra compañera, lo hice. Se trata de un objeto muy propio de las mujeres, un llamado “accesorio” por los comerciales de la moda, pero que para cada mujer es tan importante como su piel o su mascota, “Toda la piel del mundo”. Termina con un juego de intertextualidad entre la temática del objeto y los versos de Jorge Manrique de las “Coplas a la muerte de su padre”, que al ponerse en relación con el objeto pasan de la muerte al significado de la vida..
FSM.- Has sido muy amable, Juana, contestando a mis preguntas. Muchas gracias por tu generosidad.

Toda la piel del mundo

Tú los ves ahí colgados, tirados, y dices,
vaya cosa, son cosa de mujeres, tonterías,
lo llevan para meter el pintalabios,
el móvil, quizás una compresa. Y te olvidas.

Pero ellas no olvidan, lo llevan como a un gato,
como al fiel compañero, como su santo y seña,
como su claro ex-libris.

Te equivocas si crees, en tu inocencia,
que esa cosa de rafia o de piel beige
sirve para tener a mano el colorete, las llaves, el perfume.

Yo la he visto de noche,
esa cosa respira, es una megalópolis,
no está quieta por dentro, es multiforme y crece.
A la hora del pan huele a cerveza,
y cuando está nublado
te puedes encontrar con que ahí dentro
hay una hija, un sol, unas tijeras
de robar rosas rojas.

Ahí, a tres de julio, he visto amanecer los pájaros cantando
y había un abanico para un novio
y una estrella de miel para la madre.
En el rincón azul, las gafas de coser,
las recetas del padre a la fecha de hoy,
la muestra de la tela –preciosa– que le dio el tapicero.
Al fondo la novela, la última, de Doris Lessing
y el bono de 10 horas del gimnasio.
Por ahí pasa un río,
pasa el día, la música, la niebla...

Esa cosa. Mi bolso.

Que va a dar al mar.

jueves, 17 de marzo de 2011

A Góngora (donde 20 poetas rinden homenaje en el 450 aniversario de su nacimiento)

Ayer se presentó en la sala Orive de Córdoba el libro homenaje A Góngora en el que han participado 20 poetas cordobeses. El acto estuvo presidido por Rafaela Valenzuela, Delegada de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba; Manuel Patiño, editor de Ediciones depapel; y Fernando Sánchez Mayo, coordinador de la antología. Fue un acto emotivo y de recuerdo del poeta más insigne de la literatura española, don Luis de Góngora y Argote, y en el que este año se celebra el 450 aniversario de su nacimiento. Por motivos de cabida, no están todos los poetas de Córdoba -que son muchos- pero sí están todos aquellos poetas que desarrollan una intensa labor cultural en la misma ciudad que vio nacer al genio de las letras españolas. Manuel Patiño dijo que las hermosas ilustraciones del libro están recogidas de la arquitectura que se construyó en la época que vivió Góngora. La verdad es que se trata de un libro muy hermoso desde el punto de vista estético, pues recuerda a libros hechos en aquella otra época. La calidad del contenido del libro es doble. Por una parte están los poemas de Luis de Góngora y junto a cada uno de estos poemas, otro poema de cada uno de los autores que han colaborado en la edición. Desde aquí agradecer a Rafaela Valenzuela su presencia en el acto, agradecer también a Manuel Patiño haber apostado por hacer un libro de esta categoría, y por supuesto, agradecer a todos los poetas participantes su colaboración.
Como siempre, a continuación expongo el nombre de todos aquellos poetas que han colaborado en la antología por orden alfabético: Francisco Alemán, José Cañuelo Calero, Alberta de la Poza, Bartolomé Delgado Cerrillo, Alberto Díaz-Villaseñor, Antonio Flores Herrera, Antonio Luis Ginés, Rafaela Hames, Alfredo Jurado, Juan Pérez Cubillo, Enrique Plequezuelo, Pilar Sanabria Cañete, Enrique Sánchez Campos, Rafaela Sánchez Cano, Fernando Sánchez Mayo, Manuel Sanchiz Salmoral, Ana Paricia Santaella Pahlén, Calixto Torres, Antonio Varo Baena, Soledad Zurera y Luis de Góngora y Argote.

En recuerdo de nuestro poeta homenajeado dejamos aquí uno de sus más hermosos poemas sobre Córdoba.

A Córdoba

¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!
¡oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas!

¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
que privilegia el cielo y dora el día!
¡oh siempre gloriosa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!

¡Si entre aquellas ruinas y despojos
que enriquece Genil y Dauro baña
tu memoria no fue alimento mío,

nunca merezcan mis ausentes ojos
ver tu muro, tus torres y tu río,
tu llano y sierra, oh patria, oh flor de España!

martes, 15 de marzo de 2011

Suspiro de Artemisa, revista de poesía nº 2

Ayer se presentó en el salón Liceo del Círculo de la Amistad la revista nº 2 de poesía Suspiro de Artemisa, dedicada al poeta de Cántico Juan Bernier, con una cálida acogida por parte de público y prensa. Intervinieron Calixto Torres, Juan Pérez Cubillo y Federico Roca de Torres. Este acto se celebró dentro del ciclo Versos Sumados de Cosmopoética 8. La citada revista la pueden encontrar en la librería Luque de Córdoba.
Leyeron sus poemas una gran parte de los poetas participantes. He aquí una relación de los poetas que han colaborado en la revista: Pablo García Baena, Ginés Liébana, Enrique Barrero Rodríguez, Julián Cañizares Mata, Jorge de Arco, Manuel Gahete, Catalina Jaén, José Lupiáñez, José Manuel Martín Portales, Francisco Onieva, Rafael Pérez Castells, Juan Pérez Cubillo, Carlos Rivera, Federico Roca de Torres, Antonio Rodríguez Jiménez, Ramón Rodríguez Pérez, María Rosal, Pilar Sanabria, Fernando Sánchez Mayo, Fernando Serrano, Calixto Torres y el propio Juan Bernier, in memoriam.

Les dejamos con el precioso soneto de Juan Bernier.


SONETO A CÓRDOBA

Amarillo pérfil de arquitectura
de cúpulas y torres coronado,
torso de duro mármol cincelado,
estatua de ciudad. Córdoba pura.


Abres al valle virginal figura
a la que el Betis besa enamorado
y en tu más alta torre reflejado
el oro de tu arcángel te fulgura.

Arena y cal, olivo, serranía,
enhiesto pino, palmeral ardiente
ciñen tu delicada argentería.

Relicario de siglos donde Oriente
engarza en visperal policromía
tu albo destello ¡oh perla de Occidente!

Juan Bernier.

martes, 8 de marzo de 2011

El reino blanco, de Luis Alberto de Cuenca


Luis Alberto de Cuenca sacó a la luz El reino blanco un poemario escrito entre los años 2006-2009. Está publicado en la colección Palabra de Honor de Visor Poesía y que dirige Luis García Montero y Jesús García Sánchez. Se trata de un libro de poemas de temas genéricos, pero con una gran profundidad. Estamos ante un poeta versátil y con una gran capacidad para tomar distintos registros poéticos a la hora de escribir el poema. El libro incluye en sus páginas diez epígrafes con un total de 90 poemas. Cada poema nos lleva al encuentro con la sabiduría, que es la finalidad a la que nos aboca este libro. El poeta busca constantemente una reflexión en cada uno de sus poemas y trata de exprimir al máximo la idea que al final destila por sí sola para contagiarnos de las preocupaciones que el poeta tiene contraídas con la existencia. En general su poesía es clara y contundente, pero con un estilo de cierta elevación que no está en contradición con la sencillez del verso. En este libro las temáticas van desde los sueños, homenajes, recuerdos, paisajes, etc, hasta la sensualidad de la sexualidad, es decir, que hay una amplia temática, incluso hay un epígrafe dedicado a su poeta favorito: Tríptico de Foxá, en donde el autor declara su admiración por el poeta diplomático y marqués de Armendáriz, al que nunca llegó a conocer, pero que siguió sus huellas por aquí y por allá, sobre todo en los bares.

Nos quedamos con este poema que da una visión de lo que al poeta le une con otro poeta al que admira.


PARA FOXÁ, A LA MANERA DE CALÍMACO

Me he acordado, Foxá, de que llevas ya muerto
mucho tiempo, y las lágrimas han nublado mis ojos.
Nunca te vi en persona, pero seguí tus huellas
por aquí y por allá, sobre todo en los bares
donde tomaste copas y reinaste, hoy cerrados
en su gran mayoría. Te viví en las anécdotas
que de ti me contaba mi querido tío Alberto,
anécdotas en las que brillaba tu sentido
del humor, tu ironía, tu ingenio incomparable.
Tú te has muerto, Foxá, para siempre, pero ellos,
tus poemas, los ruiseñores de tu canto,
no morirán jamás. La muerte, que termina
con todo, no podrá terminar con sus luces
de plata, con el sol, con el cielo que guardan.
Y tú, desde el sepulcro, en tu noche sin luna,
verás brillar la luna cada vez que se acerque
un lector a tus versos.

martes, 1 de marzo de 2011

Entrevista a Antonio Flores


Antonio, eres un poeta que desarrolla en Córdoba actividades culturales en torno a la poesía coordinando ciclos, antologías, como por ejemplo el actual ciclo de poesía que se está llevando a cabo en La Ermita. ¿Qué te aportan estas actividades como poeta?
Nada en absoluto. Todo lo contrario. Llevo años intentando escapar cada vez más de ellas, porque lo considero la antítesis de la poesía. Lo que ocurre es que no puedo cortar de manera drástica. Tengo muchos amigos que me piden colaboración en múltiples actividades y aún no he aprendido a decir NO. Si acaso, lo único que me han aportado siempre es la posibilidad de hacer buenas amistades.
¿Cómo fueron tus primeros pasos en la poesía?
Regresé a Córdoba cumplidos los 30 años allá por el 77 y conecté con los poetas de Zubia, Antorcha de paja y Kábila. Yo tenía ya un libro en preparación que, una vez terminado, lo presente a concurso en Madrid al I Premio Prometeo de poesía para escritores hispanohablantes noveles. Resultó accésit y Manuel de Cesar, coordinador de la colección Polifemo aquí, en Córdoba, se enteró por la prensa y me lo pidió para publicarlo. Así empezó todo.
¿Qué importancia tiene en tu vida la poesía?
Pues lo es todo y no es nada. La odio en la medida que la necesito. Me tiene atrapado. Si pudiera prescindiría de ella. Es la única droga que me ha vencido. Por ahora...
¿Cuál debe ser la función de la poesía si es que debe tener alguna función?
Poíesis (la poesía) es un hacer con palabras. Un modo -igual que otro cualquiera- de obrar en las cosas; tan igual como el del artesano del barro, de la madera o del metal. Poietés (el poeta), utiliza las palabras como herramienta, y el resultado, tà poiémata (los poemas), son algo muy distinto de ellas. No hay "lógica" (intelectiva) en la función "productora" (poíesis) del poeta. La lógica compete al discurso de la Ciencia. La poesía no demuestra; sólo muestra. Los poetas no presentan realidades, sino que muestran interpretaciones de la realidad. Y en esa mostración está su grandeza.
De tus poemarios publicados ¿con cuál te identificas más o con cuál de ellos crees que has dado un paso más allá en tu manera de concebir la poesía?
De lo publicado, me quedo con el Diccionario del vino. Pero el "paso más allá", siempre está en lo último en que se trabaja.
¿Cómo trabajas la poesía? ¿Dedicas un rato cada día o escribes sólo cuando te viene la inspiración?
Escribo sólo cuando me viene la "necesidad" (yo no lo llamaría inspiración). Por tanto, no le dedico un rato cada día, ni siquiera cada semana o cada mes. Pero trabajar sobre ella, lo hago de forma continua; en perenne rebeldía contra mí mismo. No veo forma de "rematar" un poema y menos, un texto.
¿Qué poetas han dejado en ti una influencia o te han aportado más a la hora de escribir?
No lo sé. Eso quizás lo verán los lectores. Lo que sí puedo decir es que he leído poesía desde que la "descubrí" gracias a D. Antonio Machado. Era en tiempos de estudiante. Después leí a los clásicos en las mejores traducciones que pude. También a todos los grandes de lengua castellana: Pero me quedo sobre todo con Quevedo, Góngora, Lope y Garcilaso… Y más recientes: Neruda, M. Hernández, Vicente Núñez, García Baena y Caballero Bonald.
¿Cómo ves el panorama poético en Córdoba?
Bien; muy bien. No están todos los que son, ni son todos los que están. Pero eso ha ocurrido siempre. Lo importante es que de la cantidad surge la calidad y Córdoba es, ha sido y será siempre " caldo de cultivo" para la poesía. La ciudad es, en sí misma, un poema. Un gran poema
¿Hay algún poemario nuevo en el que estés trabajando o a punto de publicarse y que podamos encontrar pronto en las librerías?
No. Ahora no trabajo. Ahora estoy tanteando la posibilidad de publicar mi último texto inédito: Desde tu orilla. Terminado ya hace más de dos años y que ha sido traducido al árabe. Pero no voy a precipitarme. Quiero que sea una publicación digna.
¿Qué crees tú que es más importante en la poesía, ser capaces de comunicar ideas nuevas o innovar en la forma de construir el discurso poético?
Pues en honor a la verdad, ninguna de las dos cosas son, para mí, importantes. Las ideas pertenecen al logos (razón), tanto en su acepción noética (pensamiento, intelecto, psique...), como en la parlante; es decir en la dia-lógica. Pero si me tengo que decantar por alguna de las dos, me inclino por la segunda; es decir: Por la innovación estética (en la que entraría la poesía visual). Ya que, lo que es el "decir", ya está dicho todo desde los griegos.
Muchas gracias Antonio y muy agradecido por tus palabras.