FSM.- Antonio, has sido uno de los poetas invitados a
Cosmopoética 2013 en Córdoba, ¿Qué has sentido, qué te ha parecido la
experiencia?
AL.- Venir a Córdoba, por lo que sea, siempre es un
estímulo. En Cosmopoética he estado en distintas ocasiones, como poeta y como
periodista. Es un festival de referencia (aunque necesita algunos retoques de
organización y programación), un punto de encuentro excelente con otros autores
y con los lectores.
FSM.- Eres un poeta joven que ya ha conseguido
escribir hermosos libros de poesía por los que has recibido importantes
reconocimientos como el accésit del premio Adonais, el Ojo Crítico de RNE o el
destacado Premio Ciudad de Melilla. Después de un premio, ¿se multiplica la responsabilidad
o la conciencia para intentar escribir estando a la altura de los libros ya
escritos? ¿Un premio provoca algún tipo de ansiedad en la búsqueda de seguir
encontrando la inspiración poética? ¿O un premio es un incentivo aun mayor para
la creatividad? ¿Qué sientes?
AL.- Cualquier premio tiene mucho de azar. Así que al
hecho de ganarlo no conviene añadirle más que la gratitud que requiere.
Respecto a la escritura, la exigencia no tiene que ver con reconocimientos sino
con la honestidad y el entusiasmo por decir las cosas de otro modo.
FSM.- ¿Cómo fueron tus comienzos en la poesía, cómo
nació en ti el gusanillo de la creación poética?
AL.- Es una larga historia que se resume como una
historia 'vulgar': en casa de mis padres hay una biblioteca excelente, muchos
de sus amigos eran y son poetas, novelistas, dramaturgos, artistas... En ese
ambiente crecí. Mi padre nos leía a mi hermana y a mí poemas para niños de
Lorca, Machado, Alberti o Miguel Hernández. Luego aquello pasó y hasta los 15
años no volví a recuperar la poesía como lector. Sólo entonces comencé a
perpetrarla como autor. Hasta hoy.
FSM.- Desde las páginas del periódico El Mundo
desarrollas una importante labor como Redactor de Cultura, donde realizas
artículos de opinión, entrevistas, etc ¿qué te aporta esta relación tan directa
con el mundo literario?
AL.- Digamos que me da una perspectiva desde dentro
del ámbito de la Cultura, con sus privilegios y sus miserias.
FSM.- ¿Cómo ves el estado actual de la poesía
española?
AL.-Creo que es un mal buen momento, como siempre.
Hay gente de varias generaciones armando libros interesantes, amplificando el
cauce de la poesía, abriendo nuevas ventanas.
FSM.- Antonio, ¿qué crees tú que debe tener en tu
opinión un poema o un poemario para que podamos decir que estamos ante un texto
o ante una obra literaria de calidad?
AL.- Autenticidad, capacidad de aventura, misterio,
algo siempre inédito.
FSM.- ¿A qué poetas admiras?
AL.-A demasiados. A Rimbaud al que más.
FSM.- ¿Crees que la poesía debe tener alguna misión?
AL.- Para mí tiene una: me ayuda a descifrar el mundo
y a descifrarme dentro de él.
FSM.- A todos los entrevistados les suelo pedir una
definición de poesía, y me consta que esta es la pregunta que menos les gusta
porque lleva implícito una gran complejidad. No obstante casi todos hacen el
esfuerzo de intentarlo aún sabiendo el riesgo que corren. ¿Podrías por favor
darnos tu definición?
AL.- Pues prefiero no hacer el esfuerzo para no caer
en el previsible patetismo.
FSM.- De tus libros de poemas publicados, ¿con cuál
de ellos sientes una especial predilección y por qué?
AL.-Pues quizá el que aún no he escrito, por todo lo
nuevo que me pueda enseñar.
FSM.- Muchísimas gracias por colaborar con Paraninfo
Poético, y por tu gran generosidad. Y para acabar ¿podrías dejarnos un poema
tuyo aquí abajo que te guste mucho y quieras compartirlo con todos nosotros?
FUERA DE
SITIO
Imagina
que el tiempo sólo
es lo que amas:
unas
pocas palabras, unos seres
exactos,
unas
horas muy lisas, una
playa (quizá)
donde
el daño no acecha.
Imagina
la vida como no
lo es ahora,
no
quiero decir como algo perfecto,
sino
un resplandor, cierto
abril de muy lejos,
un
tributo al azar
sin otro destino
que
el confín fugitivo de
un eco sin rostro.
Y
después cualquier
cosa.
Con
qué precisión va la
edad hilvanando el espino.
Y
qué extraña la urgencia
de ir en pie
hasta la ola,
celebrar
lentamente que aniquile
mi huella,
mi
escritura de hombre,
mi certeza de surco,
ser
la alta misión de
lo que nunca concluye
como
no cierra el mar su
recado en la orilla.
Pero
no es estar quieto
la razón ni la
meta,
sino
un querer más pequeño,
una conquista más clara:
ver
la vida llegar de
su noche a tu
noche
en
un cuerpo ajeno,
pronunciar
su silencio,
abrazar
su alambrada,
desear
su vacío,
delirar
sin camino, sin mapa,
sin fuego,
hasta
el tiempo sin tiempo
del
país que no haremos.
ANTONIO
LUCAS Madrid 7/3/2013
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